Este martes 12 de octubre celebramos en nuestro país el "Día del respeto por la diversidad cultural", durante décadas llamado "Día de la Raza" para hablar del descubrimiento de América, o en los últimos tiempos popularizado como "Encuentro de dos culturas". Este cambio de nombre no es menor: propone una interpretación diferente, un posicionamiento distinto y desde otra mirada de nuestros orígenes y de los hechos históricos.
Cuando los argentinos nos preguntamos quiénes somos, muchas veces olvidamos parte de nuestra historia. Siempre tenemos presente la gran inmigración europea que llegó al país entre mediados del siglo XIX, y principios del XX. Pero solemos olvidar que antes de la llegada de los inmigrantes, la Argentina tenía una raíz hispano-indígena conformada cuando los conquistadores se toparon con las comunidades originarias. Y mucho antes de la llegada de los españoles - hace no menos de 12.000 años - nuestro territorio estaba habitado por sus "primeros" pobladores: los Pueblos Originarios".
Su presencia ha sido constante a lo largo de nuestra historia, y contra la idea generalizada de que en la Argentina desaparecieron los mal llamados "indios", podemos afirmar, en cambio que su presencia es cada vez mayor.
La vigencia actual de las culturas originarias se expresa a través de múltiples manifestaciones: desde la persistencia de lenguas, costumbres y tradiciones, hasta la cada vez más fuerte presencia física de descendientes de indígenas ó mestizos en los grandes centros urbanos. Representantes de los pueblos originarios están integrados en la vida contemporánea, en muchos casos con su identidad étnica desdibujada, pero muchos grupos comienzan "hoy" a reorganizarse y a rescatar sus propios valores culturales. La identidad es uno de los elementos centrales de estas culturas. Se sustenta en el vínculo profundo y sacralizado con la tierra. La tierra no es sólo el suelo que ellos pisan, sino aquello que les permite ser "quiénes son". Por eso, la pérdida de la tierra después de la conquista y la colonización, no significó sólo un despojo material, sino la razón por la cual estas sociedades vieron desarticulada su identidad étnica, motivo principal de reclamo de estas comunidades: la devolución de las tierras.
Es nuestro deseo que este cambio de denominación no sea sólo una cuestión de forma. Sino que conlleve una verdadera inclusión. El respeto por la diversidad cultural implica la participación real, la posibilidad de intervenir junto con otros en las decisiones, el cumplimiento de los derechos a la educación, a la buena alimentación, a la vida, a la no-discriminación, el derecho a ser escuchados y a hacer oir su voz, esa voz tantos años "silenciada" Escuchemos a nuestros pueblos originarios. Ellos tienen mucho para decir-nos y para enseñar-nos.
Para finalizar compartimos con ustedes el fragmento de una canción popularizada por Silvina Garré y Juan Carlos Baglietto, cantantes argentinos cuya letra pertenece a Litto Nebbia.
Quien quiera oir que oiga
"Cuando no recordamos lo que nos pasa,
nos pueden suceder las mismas cosas.
Son esas mismas cosas que nos marginan,
nos matan la memoria, nos queman las ideas,
nos quitan las palabras...
Si la historia la escriben los que ganan,
eso quiere decir que hay otra historia:
la verdadera historia,
quien quiera oir que oiga".
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